La represión a manifestantes en Recoleta, tanto como antes el pedido de juicio político al Presidente, dejaron al descubierto una falta de coordinación que obedece a un liderazgo en pugna dentro de la coalición opositora
Cristina Kirchner logró unificar al peronismo en las múltiples demostraciones que se hicieron en su apoyo en la última semana ante lo que considera una “persecución judicial” del fiscal Diego Luciani y Sergio Mola y obligó a Juntos por el Cambio, aún sin proponérselo, a ir detrás de ella. Los festejos de la alianza opositora por el pedido de condena de 12 años de cárcel para la vicepresidenta e inhabilitación a ocupar cargos públicos derivaron rápidamente en acusaciones cruzadas puertas adentro, por pedidos de juicio político y vallados no consensuados, que dejaron expuestas las dificultades para encontrar un criterio común y un liderazgo que amalgame el discurso opositor.
El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, tuvo la oportunidad que esperaba. Ya no con el presidente Alberto Fernández, como cuando desde la Casa Rosada decidieron recortarle la coparticipación a la Ciudad, sino con quien en los hechos lidera el Frente de Todos. Las movilizaciones a favor de Cristina Kirchner en pleno corazón de Recoleta le dieron la excusa perfecta para situarse en el mismo escenario. La decisión de vallar la cuadra en la que la titular del Senado vive era reclamada por algunos vecinos de la zona, pero también por un sector de PRO, que todavía le recrimina al mandatario porteño no haberlo hecho desde el principio.
La Mesa Nacional de Juntos por el Cambio y el propio ex presidente Mauricio Macri destacaron el accionar de la Policía de la Ciudad y del Gobierno porteño cuando empezaron a circular las primeras imágenes de la represión a los ciudadanos que habían ido a manifestarse, incluidos legisladores y otros funcionarios kirchneristas. Sin embargo, algunos cambiaron de parecer con el correr de las horas.
Ante lo que se avecinaba como un desborde y para algunos macristas era “un mal manejo de la situación”; el ministro de Gobierno porteño, Jorge Macri; y el ministro de Seguridad de la Ciudad, Marcelo D’Alessando; se pusieron en contacto con el ministro del Interior, Eduardo De Pedro; el viceministro de Justicia, Juan Martín Mena; y el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández; para desactivar lo que a esas alturas era un problema para todos, pero sobre todo para Rodríguez Larreta, que corría el riesgo de pagar un costo alto sin haber conseguido darle solución al reclamo de una parte del vecindario.
Los principales referentes del bloque de diputados y de senadores de Juntos por el Cambio respaldaron al jefe de Gobierno porteño en la conferencia de prensa que brindó el sábado por la noche, luego de que sus funcionarios y los de Nación llegaron a un principio de acuerdo. “Le pido a la vicepresidenta que los manifestantes se retiren pacíficamente a sus casas”, dijo Rodríguez Larreta. A cambio, las fuerzas de seguridad se replegarían. La titular de PRO, Patricia Bullrich, -que eligió no estar junto al alcalde- fue una de las que cuestionó por lo bajo las negociaciones llevadas adelante y la decisión de dar marcha atrás con el operativo policial.
La ex ministra de Seguridad dijo el domingo en el canal TN que tuvo una conversación el día anterior con el alcalde, en la que le marcó sus diferencias. “Le dije a Larreta, yo voy si hablo. Voy si puedo poner la posición concreta de lo que creo que es importante plantearle ahí a Cristina Kirchner, en frente”, dijo Bullrich. Y continuó: “No podemos permitir que avancen. En la ciudad de Buenos Aires, el kirchnerismo es oposición. Esa distinción es muy importante”.
El mandatario porteño se había subido al ring casi a último momento para polarizar con Cristina Kirchner, pero finalmente decidió bajarse, sin poder capitalizar lo que algunos cerca suyo creían que era un acto de despegue con miras a su candidatura presidencial. El kirchnerismo también había decidido regalarle un lugar en cada uno de sus cánticos en los alrededores de la Plaza Vicente López.
En Juntos por el Cambio algunos reconocen que no había otra opción que negociar una salida elegante con el Ejecutivo nacional. Más aún, cuando desde el Gobierno porteño se argumentó que el vallado tenía como fin llevar tranquilidad a los vecinos de Recoleta, algo que lejos estuvo de cumplirse, debido a que las movilizaciones en apoyo a la vicepresidenta que el sábado estaban previstas en otros puntos de la Ciudad se aglutinaron en Paraná y Juncal por el corralito improvisado en la madrugada de ese día.
Mar de fondo
En la coalición opositora todavía no habían superado el malestar interno por la decisión del diputado radical Facundo Manes de desmarcarse del pedido de juicio político que hizo el interbloque de diputados opositor contra el jefe de Estado por haber comparado a Luciani con el fallecido fiscal Alberto Nisman. En PRO el enojo no era tanto con el neurocientífico como con el titular de la UCR, Gerardo Morales, que ya se había pronunciado antes en contra de llevar adelante una medida de esas características, a pesar que diputados de su propio partido la impulsaron.
“El presidente y la vicepresidenta de la @UCRNacional y el presidente de la Convención Nacional coincidimos con Facundo Manes respecto al juicio político. Yo le pido recato a Mauricio Macri”, dijo a través de un tuit la vicepresidenta del partido, María Luisa Storani, mientras en el Gobierno porteño qué hacer con los seguidores de Cristina Kirchner.
Lo que más se lamentan en Juntos por el Cambio es quedar divididos en un tema así ya que saben que el juicio político contra el presidente no tiene chances de prosperar. Incluso, algunos diputados del radicalismo admitieron a este diario que pusieron sus firmas a sabiendas que no sería más que una cuestión simbólica en busca de enviar una señal al propio electorado.
La falta de coordinación como espacio político, incluso, para criticar a Cristina Kirchner o al presidente reside -según sostienen algunos de sus referentes- en la falta de un liderazgo claro. De las tres patas más importantes de Juntos por el Cambio, sólo en la Coalición Cívica no hay discusión sobre quien es la líder. Pero resulta que en las últimas semanas Elisa Carrió, lejos de ordenar la coalición, apuntó contra varios de los referentes, amplificando las diferencias internas.